JOSE - BIKE ASTORGA.
Las cifras hablaban de 8500 inscritos pero al final toman la salida unos 7300 ciclistas. Una edición más ahí estaba yo, Jose el cronista, en Sabiñánigo (Huesca), 18 de junio de 2011, Sábado 6:30 de la mañana y ya estábamos en línea de salida.
El sorteo dejó fuera de la marcha al grueso de mi club, pero yo entré gracias a una inscripción con el club Madurga de Sant Boi en Barcelona. Conmigo van mi hermano, y dos amigos: Collantes y Javi.
Nuestro amigo Eneko sé que también participa pero no lo ví la tarde previa ni en la salida. Supongo que él también se acordaría de mí, saludos Eneko.
No me ocurre ningún contratiempo en el transporte y ni en alojamiento.
Nos levantamos a las 5 de la mañana y vamos a desayunar. Hay buenas sensaciones y muchas ganas de pedalear. Desayuno completo y vamos a por las bicis.
Nos reunimos los 4 en la puerta del hotel, y de allí a la salida.
Mi hermano lleva manguitos, paraviento y perneras. Yo voy de corto integral.
Las previsiones indicaban alguna posibilidad de lluvia.
Estamos esperando la salida, el tiempo es soleado y agradable. El dispositivo es el habitual y van llegando corredores. Nosotros estamos en el cajón de los verdes; detrás los azules y blancos y delante los naranjas. Llega un momento que se llena el cajón naranja y quedan esperando un grupo fuera de las vayas.
Las 7:20 y los nervios se agudizan, la tensión en la salida se palpa.
Las 7:30 y dan el chupinazo, la cala izquierda encalada, la cinta se corta y un organizador nos detiene a la espera de que entren el resto de dorsales naranjas, la tensión se dispara y salimos sin permitir la entrada total de naranjas. Ya estamos en marcha.
La salida es fulminante, Javi y Collantes desaparecen por delante en una nube de corredores, yo salgo rápido pero mi hermano tarda en encalar la derecha y se rezaga un poco. Lo pierdo de vista.
Procuro seguir el ritmo endiablado de la salida que en ningún momento baja de 45 km/h. Se forman pelotones de 500 ciclistas y hay que estar atentos a los parones y estrechamientos. Hacemos el circuito urbano por Sabiñánigo sin problemas y ya encaramos la carretera a Jaca pero sin bajar la guardia.
Voy cómodamente instalado en el centro de la calzada.
El pelotón rueda sin bajar de 40 km/h y nuestros pensamientos ya están en el primer puerto de la jornada. El Somport.
Pero de momento tenemos que llegar hasta Jaca con buena media. Giramos a derechas en un cruce enorme bien señalizado camino de Castiello de Jaca, auténtico inicio del puerto. Llevamos 33 km de recorrido con 39 de media.
El puerto no tiene rampas duras pero son 24 kilómetros de ascensión pasando por pueblos preciosos como Canfranc y Candanchú. Cerca de éste último contacto con los dos amigos del Madurga escapados. Les saludo y continúo para arriba sabedor de que tengo mejor nivel en la subida. Aparece al fondo a la izquierda un macizo montañoso calcáreo con restos de nieve en toda la ladera. En eso escucho a mi hermano que me saluda por la derecha viniendo desde atrás, pero me pasa con facilidad camino de su reto personal.
Se puede también ver desde lejos la cima del puerto con una espesa niebla. No me asusto y espero coronar.
A todo esto una necesidad de hacer de vientre me acucia incesantemente. No hay más remedio que parar. Decido coronar y coger periódicos, que amablemente te ofrecen, para protegerme y asearme.
Ya estamos en Francia, inicio el descenso con niebla, pero que permitía ver a unos 80 metros de distancia. El inicio del descenso tiene varias curvas de herradura y en la última decido parar para evacuar. Controlo el tiempo y sólo pierdo 4 minutos.
Monto en la bici con ánimos renovados y a pocos kilómetros la niebla desaparece y sólo persiste el suelo mojado, pero no impide lanzarse por esta bajada de rectas infinitas y pendientes del 10% donde la bici alcanza por momentos los 70 km/h. La gente baja con cautela pero sin pausa. La media empieza a subir y la moral también.
Finaliza el descenso y se forman pelotones, el mío de unos 100 integrantes que mantienen un ritmo de rodaje por encima de 40 km/h en busca del segundo puerto. Es momento de tomar algún alimento, beber y limpiar el cristal de las gafas. Las sensaciones son muy buenas y la velocidad nos embarga a todos. Por momentos cae una llovizna pero no llega a empapar.
Llegamos a Escot y giramos a derechas camino del Marie Blanque.
Cada cual pone su desarrollo y encara los primeros 5 kilómetros del puerto que no son muy duros, decido comer un gel.
Después aparece bien señalizado el primer kilómetro al 10% mantenido, los primeros sudores intensos del día, después el segundo kilómetro al 9,5%, el tercero al 12% mantenido, momento en el cual puedes hacer caballitos con la bici si quieres, yo lo he probado, y finalmente el cuarto kilómetro al 11%. Final agónico aunque con sensaciones de fuerzas para continuar.
Un repaso a los datos me dicen que llevo una media de 29 k/h y son las 11 de la mañana, así que llevo 3:30 de carrera.
No paro e inicio descenso. Hay 3 curvas de herradura y después bajada serpenteante pero fácil.
Se forman de nuevo pelotones para llanear mejor y recuperarse mejor del esfuerzo comiendo alguna barrita.
Llegamos hasta Laruns donde hay un cruce a derechas que nos lleva de nuevo a España y que a su vez es comienzo real de subida al Portalet. 28 kilómetros a la cima, válgame Dios.
Ya no hay suelo mojado pero el sol no termina de salir, casi se agradece. Los primeros kilómetros transcurren entre algún pueblo francés, con gente simpática que nos saluda y anima. Tengo líquido de sobras así que decido no parar de momento.
Antes de la presa llegamos a los kilómetros más empinados con 7,5% el primero y unos 7% el segundo. Los paso bien pero aparecen molestias tendinosas en mi rodilla derecha.
En eso veo a lo lejos a mis amigos del Madurga. Contacto con ellos, van bien pero ya con cara de sufrir, nos damos ánimos y continúo hacia delante a mi ritmo. Después de varias curvas de herradura el valle comienza a abrirse. Marchamos en fila una ristra de corredores infinita tanto por delante como por detrás. Aparece gente en las cunetas dando ánimos en eusquera, no se entiende mucho pero te llega al corazón casi más que en castellano.
Por fin se abre el valle y sólo quedan 10 kilómetros a cima.
Mis energías dan señales de flaqueza. Faltan 6 kilómetros y te dan una bebida isotónica en marcha, se agradece de mil amores pero lo que queda se hace infinito y cada metro empieza a contar. Pasamos por los túneles antinieve y se oye una campana, parece el inicio del suplicio final.
Voy con todo metido y aun así voy sufriendo por pendientes suaves.
Me tomo otro gel milagroso.
Último kilómetro y ya ves a la gente, las voces, los ánimos, los familiares (que casi parecen los propios) y la cima sagrada.
Cientos de personas forman un pasillo que se estrecha y sientes a la gente como te anima con un entusiasmo que te emociona y las lágrimas te saltan entre el esfuerzo y la conmoción, es inevitable amigos.
Al fin corono y me vuelvo a colocar las gafas y me cierro el mallot. Volvemos a estar en el lado Español.
La media indica 26,5 así que sólo aspiro a igualar tiempo de la primera vez.
Los bidones están casi vacíos, obligado tengo parar en el descenso que es rapidísimo para repostar. Así lo hago con celeridad en el cruce donde puedes optar a izquierdas bajar por Formigal, pero me indican claro seguir a Pueyo.
El descenso es veloz y peligroso sobre todo por la presencia de coches en sentido contrario.
Llego al pueblo y el suelo rugoso te hace votar la bici como si fuera campo a través. Me dirijo al pequeño puerto de Hoz de Jaca, que sólo tiene 2 kilómetros pero al 10% y 12%, ¡que suplicio amigos!, los tendones derechos casi no me dejan pedalear y el agotamiento es insoportable, los gestos de los demás son igual que los míos, retorciéndose sobre la bici. Un gel más y para arriba.
Corono con 27 de media pero el agotamiento no me permite controlar bien la bici en un descenso con curvas de herradura peligrosísimo, ante ello decido arriesgar y tomar las curvas bien plegado para no tocar el freno y tomar las curvas con decisión sea lo que sea, y me sale bien.
Salgo bien librado y llegamos al cruce a izquierdas que nos lleva a Sabiñánigo.
Se forma un pequeño pelotón de unos 20 ciclistas pero no estoy ya para dar relevos. Simplemente me uno detrás y me llevan sano y salvo a meta.
La media supera los 28 km/h lo cual me asegura estar entre los dorsales verdes otra vez a la espera de los datos del diploma. Mi satisfacción es plena pero mi agotamiento también.
Entrego el chip y veo a mi hermano, también cansado pero que muestra una sonrisa de satisfacción sabedor de que su objetivo de dorsal naranja está asegurado bajando de las 7 horas. Bravo por mi hermano que vive el ciclismo desde un plano superior.
Datos de mi diploma: Tiempo: 7:15 Veloc: 28,24 km/h
Quebrantahuesos de Oro.
Bravo también a Eneko que por la página de la Quebranta vemos que terminó más que dignamente su participación.
Saludos a todos y a ver si el año que viene vamos todos.
Jose – Bk Ast
ENEKO
No sabéis la pereza que me da empezar esta crónica, más que nada porque me va a salir larga…
La llegada a Jaca del viernes, saludos a coequipiers y amigos me lo salto, porque sino me llevaría un par de párrafos.
El sábado comienza pronto, ya que nos reunimos a las 5:30 de la mañana en el camping para desayunar la gran mayoría. Un buen desayuno acompañado de unas risas para quitar la tensión (en mi caso, muy poca tensión), y una visita a Roca, y ya esta, para las 6:30 estábamos en la salida Niko, Peio, Mitxelo, Litri y el menda. Algo más tarde llegan Juank y Agus, que se habían estado maquillando los dos juntitos (o algo más, después de haber compartido cama, jejeje), y al rato llega Zabala. Faltaban los 2 novatos, Iker y Ainhoa, y llegan a falta de 10 minutos (esto del maillot del Amaika es lo que tiene, que se ve desde lejos). Josean y Pedro ya estaban en su cajón de Orbea.
Txaplero a las 7:30 y poco a poco esto empieza a moverse. Click-clack, las calas empiezan a sonar, y al rato pasamos por las alfombrillas de los chip, todo pitidos, pip-pip-pip. Salimos a la carretera, y todo el mundo escopetado. Iker que iba a por las 6h, sale disparado, Agus también (es su terreno), y el resto vamos con el plato metido cogiendo ritmo. Tengo a Ainhoa soldada a mi rueda, así que ale, a intentar llevarla lo mejor posible hasta el Somport, que allí ya se basta ella sola. Zabala también anda cerca. A la salida de Sabiñanigo alcanzamos a Josean, que va a su ritmo, sin pasarse de vueltas camino a Jaca. El resto de la grupeta va algo más atrás, pero es bastante difícil verlos, así que seguimos la marcha. Ainhoa va fenomenal, así que metidos en un grupo, sin sufrir demasiado, llegamos enseguida a Jaca y vamos camino Somport.
El día está soleado, pero fresco, así que fenomenal para bicicletear. En el camino, voy a saludando a amigos y conocidos (alguno que otro), y antes de darnos cuenta ya estamos llegando a Villanua, y aquí nos encontramos con Agus, que ha levantado algo el pie. En la subidita que hay antes de entrar a Canfranc, le digo a Ainhoa que a partir de ahora que vaya a su aire, regulando, pero a su aire. Dicho y hecho… nos deja a Agus y a mi tirados como colillas, jajajaaj. Zabala también ya se ha ido hacia delante.
Voy subiendo Somport, y no me encuentro del todo bien (pocos km este año), hasta tengo un amago de calambre, así que hay que ponerse una estrategia si tengo que terminar: regular, comer, beber y regular. Así que ale, al tajo. Me pongo un ritmo comodo, controlando las pulsaciones, e intento disfrutar del paisaje, de la gente que anima y así, voy subiendo poco a poco. Me encuentro con el que fue portero del Osasuna Juan Carlos Unzue, que va junto a mí (igual de jodido, jejeje), y poco a poco van llegando los de la grupeta del Amaika (primero Juank, Niko y Peio), y Agus se va con ellos. En el avituallamiento de Somport paro un minuto a coger unos platanos, y con otro rato de esfuerzo, me planto en la cima. Allí me paro tranquilamente a poner el periódico en el pecho, echar una meada, charlar con un amigo de Vitoria que estaba viendo la prueba, y en esas llega Litri, que para también a ponerse el chubasquero. Hay niebla, y el asfalto está húmedo, así que decido tirar hacia delante, ya que aquí lo mejor es que cada uno baje a su aire. Como siempre, disfruto de esta bajada, sobre todo del primer tramo, revirado, como a mí me gustan las bajadas.
Llego a la carretera que va al túnel de Canfranc, y aquí ya en un grupito voy comiendo la fruta y algún sándwich, y bebiendo bien. Una vez llegados abajo, la niebla se ha transformado en lluvia, pero son solo unos kilómetros, y no hace demasiado frío, así que se va bien. Las previsiones del viento se confirman, dándonos de cara, y haciendo que se vayan formando grupos más grandes para resguardarnos del viento. Aunque vamos rápido, no tanto como otros años en los que se volaba en este tramo antes de Escot.
Antes del cruce de Escot, ya no llueve, y paro a quitarme el periódico y el chubasquero, y echar en la basura los desperdicios. Justo cuando paro está saliendo Agus, o sea que muy lejos no están. Me pongo otra vez en marcha, y un poco más adelante está Agus terminando de hacer sus necesidades, así que nos juntamos los dos camino al Marie Blanque. Como ya se que su ritmo no es el mío, en cuanto empiezan las rampas duras dejo que se vaya, y aquí comienzan los 4km más asquerosos de la QH. El reciente asfaltado de la subida hace que el asfalto no se pegue como antes, pero no deja de ser una subida fea, encajonada, con 2km muy duros y otros 2 duros. La otra vertiente del Marie Blanque es mucho más bonita, pero como la que hay que subir es esta, pues ale, paciencia. Aquí ya se empiezan a ver los primero acalambrados, gente que sube un km y luego se para, para volver a hacer lo mismo en el siguiente, unos que suben muy bien y otros sufriendo… en fin, hay para todos los gustos! A falta de un km me alcanza Litri, y le digo que tire, y que no se preocupe, que voy a parar en el avituallamiento, pero que voy bien.
Llego arriba entre el ánimo de la gente que está viendo la marcha, y poco a poco empiezo a bajar. El asfalto sigue estando húmedo, pero es bueno, así que vigilando un poco al resto de los participantes bajo bastante tranquilo. Veo el primer accidentado, con la horquilla de su bici rota, y sujetándose el hombro, pero dice que está bien, así que continúo hasta el avituallamiento. Lleno botellines, cojo fruta, y en marcha otra vez. Este segundo tramo de bajada lo vuelvo a disfrutar, ya con el asfalto seco. De todas formas, tienes que andar con mil ojos, porque te puedes encontrar con algún loco que baja totalmente descontrolado, y algún otro que baja muy mal, totalmente cuadrado.
Llego a Bielle, y toca comer y recuperar un poco, así que a resguardarse en un grupito camino a Laruns. Llegando a Laruns, segundo accidentado del día. Parece que un ciclista ha chocado contra un coche de frente, y lo llevan en ambulancia (espero que no sea muy grave y todo quede en un susto. A la salida de Laruns, en el cruce hacia el Portalet y Aubisque encuentro a Litri, que se está quitando el chubasquero. Le digo que tiro para adelante, que ya me pillará (es obvio, jeje).
De hecho, me pilla antes de Artouste, pero más tarde de lo que yo pensaba. La verdad es que comparando con otros años, voy más entero en esta parte, así que todo va bien. Le digo que se marche, que iré a mi ritmo, y así lo hace. El ultimo tramo antes de la presa me cuesta un poco (el km al 11% hace un poco de pupa), pero llego a la presa, y voy estirando un poco hasta llegar al avituallamiento. Paro a rellenar bidones de nuevo, y a por más fruta, y en estas oigo una voz familiar que me llama. Coño, si es Mitxelo!!! No lo había visto desde la salida, y ha llegado detrás de mí al avituallamiento. Me comenta que tiene algunos calambres, y que aunque se encuentre bien, no puede darlo todo. Comemos algo, nos sentamos un poco en el suelo, charlamos, y en marcha. Ya solo nos queda 1h de subida (o algo menos). Los 3 primeros km los hacemos juntos, pero yo tengo que aflojar un poco para llegar bien, así que dejo que abra hueco, y ya cada uno a su ritmo. Van pasando los km, el viento de cola ayuda un poco, y el hecho de ir viendo conocidos y desconocidos que te animan, hace que los km pasen más fácil. A falta de 3km viene un largo descanso, que permite renovar las fuerzas para afrontar el último km y medio, que se hace sin querer, con todos los ánimos de la gente. He pasado muchas veces por este pasillo humano, pero no puedo evitar que se me pongan los pelos de punta y casi me salga una lágrima, producto de la emoción, el esfuerzo y saber que el objetivo está cumplido.
Una vez arriba paro a echar la basura, bebo algo de agua, y para abajo. Bajada buena, de gran velocidad, y con el asfalto seco… que más quiero. A disfrutar!! Saludo a una chica que me ha pasado en la subida (que bien iba la condenada), pero que bajando sufre (se invierten los terminos). Le digo que ya me pillará en la Hoz. Bajo bien, pero veo muchas imprudencias de gente que intenta recuperar lo que ha perdido en la subida. A alguno hasta le tengo que decir algo, porque se estaba jugando la vida. No he podido evitarlo.
Llego al cruce la Hoz (que está lleno de papel de periódico, que guarros somos, por dios), y sigo comiendo y bebiendo. Esto ya está hecho, así que no hay problema. Voy a mi bola en un grupito hasta las duras rampas de la Hoz, pero ya no son más que 2km, que esto se hace como sea. Y la verdad es que no voy tan mal, porque aunque voy despacio, no sufro en exceso. Casi al final, me alcanza Edurne (que es la tía que había pasado antes) y otra vez nos saludamos (ya que su novio no le hacía ni caso, pues yo si, jajajaja).
En la Hoz, paro otra vez a beber agua, y a por la última bajada del día. En este corto descenso vuelvo a pillar a Edurne (y a su novio), pero me vuelven a dejar en el repecho de salida a la carretera nacional. No pasa nada, voy esperando un poco hasta que nos juntamos una docena, y poco a poco vamos recogiendo a gente que va en grupos delanteros. Viene en nuestro grupo un bombero que tira como una bestia, y otro que también no le va a la zaga, o sea que vamos volando de camino a Sabiñanigo. En un repecho casi me sacan los ojos, pero en ese momento el bombero y el otro se enganchan y se pegan una hostión que me duele a mí. Se levanta enseguida pero doloridos, y se quedan un par de compañeros, por lo que el resto seguimos. Al final me animo a dar unos relevos, y mira tu por donde, otra vez pillo a la morena con su novio, jajaja.
Ahora el viento molesta más, pero ya estamos oliendo la llegada, así que aguantamos un poco el ritmo, y ya está, estamos entrando en Sabiñanigo. En la recta de la llegada me dejo caer del grupo, para entrar solo, pensando que a pesar de ser el año en el que he llegado con menos km, es el año que mejor he terminado físicamente, más entero que nunca, y habiendo disfrutado de la marcha a mi manera. Por supuesto que me hubiera gustado entrar con la grupeta del Amaika, pero en la QH es difícil, y más si tu nivel físico está un escalón por debajo del resto.
Paso la línea de meta, y me reencuentro con toda la grupeta del Amaikak-Bat, y nos abrazamos todos, ya que hemos terminado con éxito otra QH más, algunos haciendo su mejor marca personal (hasta yo mismo, jejeje).
Bueno, creo que ya vale de chapa, no? Podría contar muchas más cosas, pero dejo espacio para el que lo quiera hacer, y yo me las guardaré para mi.
La llegada a Jaca del viernes, saludos a coequipiers y amigos me lo salto, porque sino me llevaría un par de párrafos.
El sábado comienza pronto, ya que nos reunimos a las 5:30 de la mañana en el camping para desayunar la gran mayoría. Un buen desayuno acompañado de unas risas para quitar la tensión (en mi caso, muy poca tensión), y una visita a Roca, y ya esta, para las 6:30 estábamos en la salida Niko, Peio, Mitxelo, Litri y el menda. Algo más tarde llegan Juank y Agus, que se habían estado maquillando los dos juntitos (o algo más, después de haber compartido cama, jejeje), y al rato llega Zabala. Faltaban los 2 novatos, Iker y Ainhoa, y llegan a falta de 10 minutos (esto del maillot del Amaika es lo que tiene, que se ve desde lejos). Josean y Pedro ya estaban en su cajón de Orbea.
Txaplero a las 7:30 y poco a poco esto empieza a moverse. Click-clack, las calas empiezan a sonar, y al rato pasamos por las alfombrillas de los chip, todo pitidos, pip-pip-pip. Salimos a la carretera, y todo el mundo escopetado. Iker que iba a por las 6h, sale disparado, Agus también (es su terreno), y el resto vamos con el plato metido cogiendo ritmo. Tengo a Ainhoa soldada a mi rueda, así que ale, a intentar llevarla lo mejor posible hasta el Somport, que allí ya se basta ella sola. Zabala también anda cerca. A la salida de Sabiñanigo alcanzamos a Josean, que va a su ritmo, sin pasarse de vueltas camino a Jaca. El resto de la grupeta va algo más atrás, pero es bastante difícil verlos, así que seguimos la marcha. Ainhoa va fenomenal, así que metidos en un grupo, sin sufrir demasiado, llegamos enseguida a Jaca y vamos camino Somport.
El día está soleado, pero fresco, así que fenomenal para bicicletear. En el camino, voy a saludando a amigos y conocidos (alguno que otro), y antes de darnos cuenta ya estamos llegando a Villanua, y aquí nos encontramos con Agus, que ha levantado algo el pie. En la subidita que hay antes de entrar a Canfranc, le digo a Ainhoa que a partir de ahora que vaya a su aire, regulando, pero a su aire. Dicho y hecho… nos deja a Agus y a mi tirados como colillas, jajajaaj. Zabala también ya se ha ido hacia delante.
Voy subiendo Somport, y no me encuentro del todo bien (pocos km este año), hasta tengo un amago de calambre, así que hay que ponerse una estrategia si tengo que terminar: regular, comer, beber y regular. Así que ale, al tajo. Me pongo un ritmo comodo, controlando las pulsaciones, e intento disfrutar del paisaje, de la gente que anima y así, voy subiendo poco a poco. Me encuentro con el que fue portero del Osasuna Juan Carlos Unzue, que va junto a mí (igual de jodido, jejeje), y poco a poco van llegando los de la grupeta del Amaika (primero Juank, Niko y Peio), y Agus se va con ellos. En el avituallamiento de Somport paro un minuto a coger unos platanos, y con otro rato de esfuerzo, me planto en la cima. Allí me paro tranquilamente a poner el periódico en el pecho, echar una meada, charlar con un amigo de Vitoria que estaba viendo la prueba, y en esas llega Litri, que para también a ponerse el chubasquero. Hay niebla, y el asfalto está húmedo, así que decido tirar hacia delante, ya que aquí lo mejor es que cada uno baje a su aire. Como siempre, disfruto de esta bajada, sobre todo del primer tramo, revirado, como a mí me gustan las bajadas.
Llego a la carretera que va al túnel de Canfranc, y aquí ya en un grupito voy comiendo la fruta y algún sándwich, y bebiendo bien. Una vez llegados abajo, la niebla se ha transformado en lluvia, pero son solo unos kilómetros, y no hace demasiado frío, así que se va bien. Las previsiones del viento se confirman, dándonos de cara, y haciendo que se vayan formando grupos más grandes para resguardarnos del viento. Aunque vamos rápido, no tanto como otros años en los que se volaba en este tramo antes de Escot.
Antes del cruce de Escot, ya no llueve, y paro a quitarme el periódico y el chubasquero, y echar en la basura los desperdicios. Justo cuando paro está saliendo Agus, o sea que muy lejos no están. Me pongo otra vez en marcha, y un poco más adelante está Agus terminando de hacer sus necesidades, así que nos juntamos los dos camino al Marie Blanque. Como ya se que su ritmo no es el mío, en cuanto empiezan las rampas duras dejo que se vaya, y aquí comienzan los 4km más asquerosos de la QH. El reciente asfaltado de la subida hace que el asfalto no se pegue como antes, pero no deja de ser una subida fea, encajonada, con 2km muy duros y otros 2 duros. La otra vertiente del Marie Blanque es mucho más bonita, pero como la que hay que subir es esta, pues ale, paciencia. Aquí ya se empiezan a ver los primero acalambrados, gente que sube un km y luego se para, para volver a hacer lo mismo en el siguiente, unos que suben muy bien y otros sufriendo… en fin, hay para todos los gustos! A falta de un km me alcanza Litri, y le digo que tire, y que no se preocupe, que voy a parar en el avituallamiento, pero que voy bien.
Llego arriba entre el ánimo de la gente que está viendo la marcha, y poco a poco empiezo a bajar. El asfalto sigue estando húmedo, pero es bueno, así que vigilando un poco al resto de los participantes bajo bastante tranquilo. Veo el primer accidentado, con la horquilla de su bici rota, y sujetándose el hombro, pero dice que está bien, así que continúo hasta el avituallamiento. Lleno botellines, cojo fruta, y en marcha otra vez. Este segundo tramo de bajada lo vuelvo a disfrutar, ya con el asfalto seco. De todas formas, tienes que andar con mil ojos, porque te puedes encontrar con algún loco que baja totalmente descontrolado, y algún otro que baja muy mal, totalmente cuadrado.
Llego a Bielle, y toca comer y recuperar un poco, así que a resguardarse en un grupito camino a Laruns. Llegando a Laruns, segundo accidentado del día. Parece que un ciclista ha chocado contra un coche de frente, y lo llevan en ambulancia (espero que no sea muy grave y todo quede en un susto. A la salida de Laruns, en el cruce hacia el Portalet y Aubisque encuentro a Litri, que se está quitando el chubasquero. Le digo que tiro para adelante, que ya me pillará (es obvio, jeje).
De hecho, me pilla antes de Artouste, pero más tarde de lo que yo pensaba. La verdad es que comparando con otros años, voy más entero en esta parte, así que todo va bien. Le digo que se marche, que iré a mi ritmo, y así lo hace. El ultimo tramo antes de la presa me cuesta un poco (el km al 11% hace un poco de pupa), pero llego a la presa, y voy estirando un poco hasta llegar al avituallamiento. Paro a rellenar bidones de nuevo, y a por más fruta, y en estas oigo una voz familiar que me llama. Coño, si es Mitxelo!!! No lo había visto desde la salida, y ha llegado detrás de mí al avituallamiento. Me comenta que tiene algunos calambres, y que aunque se encuentre bien, no puede darlo todo. Comemos algo, nos sentamos un poco en el suelo, charlamos, y en marcha. Ya solo nos queda 1h de subida (o algo menos). Los 3 primeros km los hacemos juntos, pero yo tengo que aflojar un poco para llegar bien, así que dejo que abra hueco, y ya cada uno a su ritmo. Van pasando los km, el viento de cola ayuda un poco, y el hecho de ir viendo conocidos y desconocidos que te animan, hace que los km pasen más fácil. A falta de 3km viene un largo descanso, que permite renovar las fuerzas para afrontar el último km y medio, que se hace sin querer, con todos los ánimos de la gente. He pasado muchas veces por este pasillo humano, pero no puedo evitar que se me pongan los pelos de punta y casi me salga una lágrima, producto de la emoción, el esfuerzo y saber que el objetivo está cumplido.
Una vez arriba paro a echar la basura, bebo algo de agua, y para abajo. Bajada buena, de gran velocidad, y con el asfalto seco… que más quiero. A disfrutar!! Saludo a una chica que me ha pasado en la subida (que bien iba la condenada), pero que bajando sufre (se invierten los terminos). Le digo que ya me pillará en la Hoz. Bajo bien, pero veo muchas imprudencias de gente que intenta recuperar lo que ha perdido en la subida. A alguno hasta le tengo que decir algo, porque se estaba jugando la vida. No he podido evitarlo.
Llego al cruce la Hoz (que está lleno de papel de periódico, que guarros somos, por dios), y sigo comiendo y bebiendo. Esto ya está hecho, así que no hay problema. Voy a mi bola en un grupito hasta las duras rampas de la Hoz, pero ya no son más que 2km, que esto se hace como sea. Y la verdad es que no voy tan mal, porque aunque voy despacio, no sufro en exceso. Casi al final, me alcanza Edurne (que es la tía que había pasado antes) y otra vez nos saludamos (ya que su novio no le hacía ni caso, pues yo si, jajajaja).
En la Hoz, paro otra vez a beber agua, y a por la última bajada del día. En este corto descenso vuelvo a pillar a Edurne (y a su novio), pero me vuelven a dejar en el repecho de salida a la carretera nacional. No pasa nada, voy esperando un poco hasta que nos juntamos una docena, y poco a poco vamos recogiendo a gente que va en grupos delanteros. Viene en nuestro grupo un bombero que tira como una bestia, y otro que también no le va a la zaga, o sea que vamos volando de camino a Sabiñanigo. En un repecho casi me sacan los ojos, pero en ese momento el bombero y el otro se enganchan y se pegan una hostión que me duele a mí. Se levanta enseguida pero doloridos, y se quedan un par de compañeros, por lo que el resto seguimos. Al final me animo a dar unos relevos, y mira tu por donde, otra vez pillo a la morena con su novio, jajaja.
Ahora el viento molesta más, pero ya estamos oliendo la llegada, así que aguantamos un poco el ritmo, y ya está, estamos entrando en Sabiñanigo. En la recta de la llegada me dejo caer del grupo, para entrar solo, pensando que a pesar de ser el año en el que he llegado con menos km, es el año que mejor he terminado físicamente, más entero que nunca, y habiendo disfrutado de la marcha a mi manera. Por supuesto que me hubiera gustado entrar con la grupeta del Amaika, pero en la QH es difícil, y más si tu nivel físico está un escalón por debajo del resto.
Paso la línea de meta, y me reencuentro con toda la grupeta del Amaikak-Bat, y nos abrazamos todos, ya que hemos terminado con éxito otra QH más, algunos haciendo su mejor marca personal (hasta yo mismo, jejeje).
Bueno, creo que ya vale de chapa, no? Podría contar muchas más cosas, pero dejo espacio para el que lo quiera hacer, y yo me las guardaré para mi.