lunes, 9 de febrero de 2015

Crónica salida domingo 8 de febrero

Tras una semana marcada por el mal tiempo y la nieve, sobre todo en las zonas más altas, el fin de semana nos dio una tregua que permitió volver a salir a la carretera para disfrutar de la bicicleta. No amaneció especialmente buena la mañana del domingo, ya que una niebla cerrada amenazó durante bastante rato con obligarnos a quedar una vez más en casa. Sin embargo, poco antes de las diez de la mañana, la niebla empezó a disiparse y el sol comenzó a brillar con fuerza.

De salida en la Plaza Mayor éramos tres, Alberto, Juan y Jandro. Así pues salimos dispuestos a hacer el recorrido que estaba previsto a pesar de que pensábamos que, o bien la niebla en dirección sur o la nieve en la zona alta de la Cepeda, podían impedirnos seguir el guión marcado. En el caso de la niebla, nos acompañó durante unos kilómetros, desde Nistal hasta Posadilla, a partir de entonces el sol fue nuestro compañero durante el resto de la mañana, y bien que se agradecía porque la temperatura era muy baja, tres grados y medio bajo cero marcaba el termómetro de la farmacia de Veguellina al paso por la localidad del Órbigo.

Al llegar a Quintanilla del Monte, la nieve ya empezó a hacer acto de presencia y los campos teñidos de blanco comenzaron a hacerse más visibles. Poco a poco y a medida que íbamos ganando altitud el paisaje nevado comenzó a ganar vistosidad, alcanzando su versión más preciosa en la subida a San Feliz de las Lavanderas. Un paso estrecho en la carretera jalonado por montoneras de nieve a ambos lados de la calzada, ganando terreno al asfalto y con una luminosidad espectacular gracias al sol que se reflejaba con fuerza sobre el manto blanco. Una vez en San Feliz de las Lavanderas, la salida del pueblo fue algo más complicada, ya que en ambas salidas había unas gruesas capas de hielo que nos obligaron a echar pie a tierra y llegar hasta la carretera con la bici de la mano y haciendo malabares para mantener el equilibrio.

 
 
Bajando ya de vuelta hacia Astorga fuimos encontrando a más compañeros que habían salido más tarde y que fueron a nuestro encuentro. Primero Javi, después Manolo y por último Avelino, se sumaron al grupo y en medio de una amena conversación llegamos a casa, después de disfrutar de una bonita mañana invernal.