Domingo 22 de agosto a las 8 de la mañana: 25 grados de temperatura y dos mil y pico personas apelotonadas en frente del acueducto: cualquiera diria que regalaban algo ese dia, pero no; solo un gran puñado de "enfermos" acompañados por Perico y, segun decian, Alejandro Valverde en la salida, esperando la ultima gran carrera-marcha-cicloturista del año. Las expectativas no defraudaron: gran ambiente de ciclismo y calor, muucho calor, hasta 39 graditos llego a marcar el polar en algun momento del dia.
A Avelino y a mi se nos unieron los compañeros de la peña Leosil de Valladolid con un unico objetivo: las 7 horas. Tambien estuvieron prestentes nuestros compañeros Nacho, Toño y Richi, aunque ellos con objetivos mas ambiciosos. A priori las 7 horas parecian un objetivo facil, pero el perfil de la etapa delata la tremenda dificultad que nos iba a suponer:
La primera subida, casi de salida, era a Navacerrada. Mientras Avelino mostraba su habitual poderio subiendo, los demas sufriamos calentando los musculos, yo particularmente con unas sensaciones malisimas, pensando incluso que no acabaria la etapa. Menos mal que tras la cima comenzamos a carburar poco a poco y los miedos desaparecieron.
Los puertos de Morcuera y Canencia discurrieron sin mayores dificultades, pero el calor comenzo a hacer estragos en el peloton. Mencion especial merece la organizacion, espectacular durante todo el camino, y los avituallamientos, en los que no falto ni comida, ni sobretodo bebida, tan necesaria ese dia. A pesar de todo ello a alguno nos llego a dar el hombre del mazo en el ultimo puerto, Navafria, de pendientes asequibles, pero con 9 interminables kilometros de longitud a sumar a los mas de 100 que llevabamos en las piernas.
Tras la ultima dificultad "oficial" de la jornada, nos pusimos "hasta las patas" en el ultimo avituallamiento, producto destacado esta vez la sandia: ¡que buena estaba!, hemos descubierto un reconstituyente casi milagroso para futuras marchas. Ya "solo" quedaban 50 interminables kilometros de toboganes y viento racheado hasta llegar a meta, momento que en lugar de felicidad y liberacion, sera recordado por otros motivos menos agradables, pero mejor corramos un "tupido velo".
Como conclusion me gustaria valorar las 3 grandes marchas que hemos disfrutado este año: Lagos, Iñigo Cuesta y Pedro Delgado: Contrariamente a lo que muchos puedan pensar, me parecen de una dificultad muy similar, de hecho para mi gusto la marcha de Lagos tiene puntos de dureza terrible, muy por encima de las otras dos, que son mas de resistencia y aguante. Por ello animo a todos los socios a que se animen el año que viene a participar en la Iñigo y la Perico que repito, creo que son tan "asequibles" como Lagos.
Ya nos acercamos al final de temporada y se terminan los objetivos, pero aun tenemos uno muy cercano: asi que os espero a todos el proximo dia 5 de septiembre en Ponferrada para la marcha de la subida al Morredero.
Publicado por Alex
