lunes, 31 de enero de 2011

Cronica salida domingo 30 de enero

 Astorga – Benavente – Astorga

 

 Benavente etimológicamente proviene del latín beneventum (compuesto del adv. bien y de verbo venir).  Estaría emparentado pues con la agradable palabra Bienvenido de nuestro vocabulario. Sin embargo el saber popular prefiere pensar que proviene de buen viento y en mi modesta opinión puedo decir que los dos orígenes me parecen válidos en este recorrido majestuoso y a la vez exigente en lo deportivo que he realizado hoy.
A la salida acudimos Alberto, Jandro, Rafa y yo. Allí estábamos a las 10 en punto. El día parecía aceptable para ciclar, y no nos dejamos asustar por tímidas nubes en el horizonte, que suponemos fue lo que amedrentó a los demás amigos a salir a esta hora.
Ya en la salida anuncié mis intenciones de realizar este recorrido a lo que me animaron sin dilación mis compañeros, excusándose de acompañarme educadamente.
Ponemos rumbo a La Bañeza y en cabeza marchan Jandro y Alberto.
El viento sopla a favor. Rafa me iba acompañando detrás echando en falta a Manolo, su fiel escudero en estos inicios del deporte del pedal.
Llegamos a La Bañeza y me despido de mis compañeros. Ellos supongo siguieron hasta Veguellina y regresaron a Astorga.
Tomo rumbo a Benavente en solitario. El viento a favor me permite llevar un ritmo alegre y descansado marcando a veces 40 km/h en el relojito.
Primero discurre un tramo algo repechero hasta Valcavado donde se va notando ya la entrada en esta comarca del Páramo con su peculiar ambiente agrícola, rústico y hasta algo desamparado. Se atraviesa San Martín de Torres, Cebrones del Río y a la izquierda queda un pueblo llamado Moscas del Páramo.
Llegados a Valcavado las pequeñas casitas y las zonas habitadas empiezan a desaparecer y entras como en otra dimensión donde tiempo y espacio parecen confundirse con el paisaje. Una larga recta infinita muestra el camino, el arcén es bueno pero hay que seguir atento a las piedrecitas. El viento a favor permite contemplar esta llanura inconmensurable y atravesarla sin esfuerzo pero con admiración.
A la izquierda aparecen choperas, campos de maíz  kilométricos y a la derecha la antigua y abandonada vía del tren te va haciendo compañía en el trayecto.
Aparece algún silo aislado, galpones de pienso, algún puesto abandonado de vigilante de la vía del tren (ahora ocupada por nidos de cigüeñas), hostales en venta o alquiler, clubs de carretera cerrados, testigos de época de bonanza y amores olvidados.
A todo esto la recta continúa y a mano izquierda aparece el pueblo de Pozuelo. Casi no se ve a nadie, como si el pueblo estuviera sumido en el invierno del oso. Algún paisano se aventura  a salir a caminar por el arcén, bufanda hasta las orejas, pelliza y guantes de lana, boina al uso. No se esconden estas gentes ante la dureza del clima.
La carretera apenas tiene tráfico ya que transcurre paralela a la autovía y todos eligen la opción más rápida, quizás por ello está medio olvidada y desamparada. Sólo un pequeño circuito de Karting pone algo de color a la zona y da un momento de diversión en el paisaje.
Aparece un cartel de Provincia de Zamora. Se llega finalmente a Pobladura del Valle y algunos repechos te animan sobre la bici a cambiar por fin de posición. Al fondo ya se ve la chimenea de la azucarera en Benavente. Siguen La Torre y San Román ya dentro de la comarca del Valle. Aparece algún coto de caza con sus encinares y suelos de retama y jaral. También alguna pequeña nave industrial alejada de la gran ciudad
Casi llegando a Benavente aparece un gran desguace de vehículos y un área de descanso de la autovía. Por fin, Benavente. Llegada triunfal se me antoja.
La temperatura se mantiene sobre unos 5 grados positivos. Doy una vuelta por esta ciudad como saludando al pasar y me detengo un ratito a tomar unos alimentos y beber.
Son las 12:00. Mando un mensaje a mi hermano y doy media vuelta pensando ya en el regreso.
De inmediato me doy cuenta que el viento en contra va a ser la tónica en el camino de vuelta. Los pueblos y las zonas al volver son las mismas pero la crudeza del esfuerzo impone mayor concentración en la bici, la cadencia, las piernas, la rueda delantera.
Manteniendo firme el manillar y plantando cara al viento. La media de velocidad va disminuyendo poco a poco, y hasta comienza un poco de calor del esfuerzo continuado.
Sudor y concentración. Más pedales, manos en las manetas, en lo alto del manillar, en posición lanzada agarrando por debajo el manillar, todos los recursos para aguantar.
El viento sigue aumentando y por un momento reparo en el paso del Órbigo para distraer si se puede el pensamiento.
Ya todo es un no parar, mas y mas pedales. Valcavado. Me detengo a orinar y me doy cuenta de la intensidad del viento en contra. Nadie en las calles y oigo cantos religiosos no muy lejos. Continuo hasta La Bañeza y las energías se me acaban. Tomo el resto de gel y continuo con la reserva de fuerzas hasta Astorga, muy al límite ya de mis posibilidades pero arribando con satisfacción.
Que gran jornada amigos.
Datos: 120 km  29,7 km/h  4h05m
Saludos amigos.
A ver si os animáis a venir a Zamora.

Jose – Bk Ast

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